Este taller se construye a partir de un enfoque vivencial y lúdico, desde donde cada participante va descubriéndose y reconstruyéndose a su propio ritmo, con el apoyo del grupo que contiene y aporta a su crecimiento. Se trabajó sobre las experiencias adversas en la niñez y sobre las fortalezas familiares en la niñez. Esto con el fin de que las y los participantes lograran identificar experiencias que marcaron su vida, tanto de forma positiva como negativa, y trabajar sobre ellas para mejorar en su trabajo en el ambiente y con las personas con las que se desenvuelven.
Los y las catequistas que formaron parte de esta experiencia aplicarán lo que han aprendido para impactar a más de mil niños, niñas, adolescentes y personas adultas con las que trabajan en sus procesos de catequesis. De esta manera podemos impulsar el viaje seguro para la niñez a muchas más comunidades a través de la ternura, extendiéndolos a espacios donde lo multipliquen líderes de diversa índole.