¡Cada día se descubren nuevos beneficios de la actividad física en niños y niñas! Es por eso que en esta entrada te listamos algunos de ellos y, también, algunas sugerencias actividades de acuerdo al nivel en que se encuentren.
La actividad física en niños, niñas y adolescentes es una parte muy importante de su desarrollo. Es por esto que, como adultos, ¡tenemos el deber de incentivar estas actividades de una forma dinámica y divertida!
Parte de los derechos de la niñez es el vivir una vida segura y sana, lo cual incluye la práctica de deportes y ejercicio. Es por esto que, para velar por el cumplimiento de sus derechos y enseñarles la importancia que los hagan valer, es clave incentivar la actividad física mientras se estimula la creatividad y el desarrollo personal.
¡Vamos a conocer algunos de los beneficios que el desarrollo de actividades físicas!
5 beneficios de la actividad física en niños y niñas
A pesar de que ya sabemos que la actividad física es altamente beneficiosa en todas las etapas de la vida, a continuación, te contamos algunas de las múltiples ganancias que tiene la realización de actividad física en la infancia y adolescencia:
Ayuda a combatir el sedentarismo
A través de juegos y deportes entretenidos y dinámicos, es posible combatir el sedentarismo, el cual favorece la aparición de enfermedades crónicas en edad adulta. ¡Ya es hora de salir del sofá! Enseñarles que existe un mundo de diversión más allá de las pantallas, es clave para que se conviertan en personas sanas.
Fortalece el corazón
Se podría decir que el corazón es una de las partes más importantes de nuestro cuerpo y, gracias a esto, es clave que lo mantengamos funcionando correctamente. Entre algunos de los beneficios del ejercicio relacionados con el corazón, podemos mencionar que:
1. Reduce la presión arterial.
2. Refuerza los músculos (¡No olvidemos que el corazón también lo es!).
3. Reduce o ralentiza el desarrollo de la diabetes.
4. Reduce el estrés, el cual le pone presión al corazón.
5. Reduce la inflamación crónica.
Mejora la salud ósea
Al someter al cuerpo al ejercicio, tal como sucede con los músculos, provoca que los huesos se fortalezcan. En una etapa tan fundamental como lo es la infancia y adolescencia, ¡es una maravilla! Esto se debe a que, entre otras cosas, mejora la densidad ósea, lo que ayuda a prevenir enfermedades importantes en los huesos, como lo es la osteoporosis.
Aumenta los niveles de energía
Aunque pueda parecer extraño… ¡Es cierto! Esto ya que se producen un montón de procesos químicos dentro de la célula, específicamente en la mitocondria, que a través de glucosa y oxígeno, se encarga de crear la energía necesaria para nuestro cuerpo.
Cuando ejercitamos, aumentamos la circulación de oxígeno en el organismo, lo cual no solo hace más eficiente el trabajo de las mitocondrias, sino que también le permite al cuerpo utilizar sus recursos de forma más competente.
Mejora la salud emocional
Como si los beneficios físicos no fueran suficientes, realizar actividad física recurrente mejora considerablemente la salud emocional en los niños, niñas y adolescentes. Esto se debe a que durante el ejercicio, el cuerpo libera sustancias químicas llamadas endorfinas (entre otras), las cuales interactúan con los receptores químicos del cerebro, produciendo sensaciones de bienestar y euforia natural.
¿Qué esperás para darle a tu cuerpo las endorfinas que necesita?
Ejemplos de actividad física por etapas
Las etapas de cada persona y cómo son estimulados, tanto física como emocionalmente, es decisivo para formarse como personas integrales cuando sean adultos. Te dejamos algunos ejemplos de actividades dependiendo de la edad del pequeño o pequeña:
Bebé (0-12 meses)
Esta puede ser una de las etapas más importantes dentro de la vida, ya que es cuando los infantes aprenden sobre su entorno y descubren el mundo. Es clave que podamos incentivarlos a agarrar objetos, empujar, mover su cabeza y las diferentes partes del cuerpo cuando están despiertos.
Si ya está en la etapa de gatear, ¡dejalo que se mueva por su cuenta! Debés prestar atención de que el lugar sea seguro y, además, mantener supervisión durante todo el tiempo.
Niñas y niños pequeños (1-3 años)
Durante este período, los infantes deben mantener un alto nivel de actividad física y ¡mientras más mejor! Algunas de las actividades que pueden realizar son correr, saltar y jugar con sus pares.
Por otro lado, algunos juegos que tienen un gran impacto físico son: nadar, andar en bicicleta, juegos con pelotas, entre otros. ¡No olvides que aún son muy pequeños!, por lo que todas estas actividades deben realizarse con acompañamiento de un adulto responsable.
Preescolares (3-5 años)
Esta etapa es muy importante, principalmente porque están pasando por un gran período de socialización y, además, necesitan una mayor cantidad de actividad física que cuando son más pequeños.
Ya están en edad de jugar al aire libre con sus pares de una forma un poco más libre (¡aún supervisada!) y, además, pueden comenzar con la práctica de deportes que requieran un poco más de disciplina, por ejemplo, fútbol, danza, volleyball o gimnasia.
Escolares y adolescentes
¡Una hora al día, mantiene al cuerpo con energía! Es vital que durante estos años se realice un mínimo de 60 minutos diarios de ejercicio. Para esto, se necesita la cooperación tanto de los tutores como de las escuelas, con la finalidad de que este tiempo de recreación se cumpla.
Aquí, los jóvenes ya tienen más definidas sus preferencias y gustos, por lo que incentivarlos a elegir una actividad física que les guste, no solo les ayudará a disfrutar mucho más de estos momentos, sino que también coopera a forjar su personalidad y tomar decisiones sobre sí mismos.
Ahora que ya tenés presentes todos estos datos interesantes sobre la importancia del movimiento durante la infancia y adolescencia, ¡manos a la obra!
¿Cuál es la actividad que te hará mover el cuerpo?