Los niños no aprenden como los adultos. En su caso, el juego es una de las herramientas más efectivas para crear, procesar y mantener los nuevos conocimientos que serán la base para todos los aprendizajes en el futuro.
A temprana edad, las niñas y niños comienzan a entender que son parte de un sistema social, donde hay más personas que los rodean y toman mayor conciencia de esto.
El juego ocupa un rol fundamental en el camino que recorren para aprender cómo relacionarse con los demás.
No es por nada que el juego está considerado dentro de la Convención de los Derechos de los Niños aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1989.
¿Qué es la socialización y por qué es importante?
Según la investigación de Marycruz Ugalde Galindo, de la universidad Pedagógica Nacional de México, la socialización es “el proceso que transforma al individuo, en el que adquiere las capacidades que le permiten participar como un miembro efectivo de los grupos y la sociedad global”.
“En este (proceso) se inculca la cultura, la manera de actuar, pensar, sentir, las normas y los valores. (…). Los primeros agentes de socialización son la familia, la escuela, el grupo de compañeros, el trabajo y los medios de comunicación de masa”.
Marycruz Ugalde Galindo
El juego como estrategia para la socialización de los niños de preescolar.
Beneficios del juego en el desarrollo social de los niños y niñas
Conoce 10 formas en que puedes contribuir a las habilidades sociales de niños y niñas, y enseñarles a aprender jugando.
- Jugar es entretenido
Las habilidades básicas no se aprenden solo en un salón de clases. Ir de paseo al bosque puede servir para asimilar nuevas canciones y fortalecer el amor por la naturaleza, pero también para robustecer habilidades como adaptación, trabajo en equipo y seguimiento de instrucciones.
- Jugar es un regulador natural de las emociones
Durante el juego, no todo sale como las niñas y niños quieren. Se les escapó la pelota o el compañero no hizo caso de la instrucción. Estas situaciones dan espacio para que los pequeños se regulen emocionalmente, procesen lo que sienten y reaccionen de manera adecuada.
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- El juego permite la comprensión de reglas y normas sociales
Por medio de actividades lúdicas, niñas y niños aprenden a respetar turnos, obedecer normas de convivencia y seguir las reglas que regulan cada actividad. Todo eso les ayudará a desenvolverse en sociedad más adelante en su vida.
- El juego permite descubrir habilidades
Los pequeños pueden aprender habilidades académicas mediante actividades lúdicas. Matemáticas, ciencias naturales, lenguaje e idiomas son solo algunos de los campos de estudio que pueden abordar de una forma más entretenida y fácil de comprender.
- Jugar da espacio para la solución de problemas
El juego libre les permite mejorar su capacidad para resolver problemas. Esta es una habilidad clave en la adultez, época en que nos encontramos rodeados de desafíos y necesitamos la flexibilidad para salir adelante.
- El juego es una excelente fuente de actividad física
Aprovechar el juego al aire libre, disfrutar de la naturaleza y aprovechar la compañía de familiares y amigos tiene un sinfín de beneficios para el desarrollo físico y emocional de los pequeños.
- El juego favorece el autoconocimiento
Si bien esta forma lúdica de aprender aporta a niñas y niños nuevos conocimientos sobre los demás, la sociedad y el mundo que los rodea, también es una oportunidad para descubrir quiénes son, y cuáles son sus aficiones e intereses.
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- El juego permite el desarrollo intelectual
Una aproximación lúdica a diversos problemas de la vida permite construir las funciones ejecutivas, es decir, aquellas que permiten organizar las conductas para cumplir una meta: autocontrol, planificación, memoria, regulación emocional, entre otras.
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El juego entrega espacios para la creatividad: durante una sesión de juegos, un niño puede pasar de ser un deportista famoso, a un pirata, a una princesa que salva el mundo. Las posibilidades son interminables cuando se les da un poco de espacio para explorar su entorno e interactuar con sus pares. Junto con ello, el juego –ya sea guiado o simplemente observado –ofrece un espacio seguro y sin riesgos y permite conocer cómo las y los niños perciben su entorno
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Jugar desarrolla el lenguaje: desde temprana edad, al estar expuestos a diferentes escenarios, las niñas y niños pueden aprender a identificar con palabras objetos y emociones que se encuentren en el juego. En el camino, desarrollarán habilidades para expresar sus sentimientos y pensamientos, madurando sus ideas y reconociendo, además, las señales no verbales que vienen de los demás.
No hay duda: aprender jugando permite no solo pasar tiempo de calidad con tus hijos, sino también brindarles herramientas muy valiosas para su futuro.
A través de actividades lúdicas, desde aprender las vocales o los colores, hasta leer un libro o jugar en la naturaleza, podrán entender el mundo y fortalecerán sus habilidades físicas e intelectuales.