World Vision expresa su consternación y tristeza, ante el doloroso y violento deceso de dos niños en los últimos días.

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May 17, 2019 7:00:16 AM

COMUNICADO OFICIAL

Urgimos a las autoridades esclarecer las circunstancias del fallecimiento de un bebé de 13 días y
un niño de 5 años, de los que se ha reportado aparentes situaciones de maltrato y negligencia, a
manos de sus madres, padres o cuidadores.

Si bien es cierto la aplicación de protocolos institucionales de entidades como el PANI, la Fuerza
Pública, la Fiscalía y otras instancias con facultad de intervenir, requieren celeridad y diligencia,
World Vision recuerda que los primeros responsables de proteger, asegurar el cuido, provisión y
estímulo al desarrollo integral de los niños y las niñas son sus propios padres, madres, o
cuidadores.

Como organización defensora y promotora de los derechos de la niñez, instamos a toda la
población a ejercer una vigilancia activa del bienestar de los niños y niñas en sus comunidades.
Hoy el país está enlutado por la muerte de dos niños y urgimos un proceso judicial expedito que
siente las responsabilidades; sin embargo, es deber de toda la sociedad reflexionar sobre cómo
enfrentar las causas de raíz de la violencia y los fenómenos culturales que permiten y normalizan
estos acontecimientos.

Sin duda, el foco de la discusión debe estar puesto en las prácticas familiares de crianza y cuido, en
donde las niñas y niños se perciben como mera extensión o propiedad de sus padres y madres,
ignorando las necesidades acordes a su edad, sus expectativas, sus temores, su individualidad,
independencia progresiva y su dignidad.

Hemos sido testigos de cómo se afectan las vidas y oportunidades de centenares de niñas y niños
atrapados en relaciones verticales basadas en el abuso de poder, el castigo físico, la humillación, la
intimidación, el maltrato psicológico y la “negligencia”, que no es otra cosa que las omisiones y
desatenciones en las que muchas personas adultas suelen incurrir en el cuido de los niños y
adolescentes.

Todos los actores institucionales, sociales y la ciudadanía en general debemos insistir en trabajar
para sensibilizar y capacitar a las personas adultas sobre la necesidad de erradicar las formas
tradicionales de crianza vertical y violenta, para ser sustituidas por un nuevo paradigma de
relaciones más horizontales, donde primen el respeto, el diálogo, la empatía, la afectividad, la
disciplina positiva y no violenta, y la ternura. Es preciso que, en ese proceso, se abran espacios de
participación a las niñas y niños, para que se expresen abiertamente.

Para que esta transformación cultural se haga realidad, debemos apoyar el fortalecimiento de
medidas institucionales de corte preventivo, por ejemplo, las academias de crianza, unidades
móviles y centros de intervención temprana del PANI, a lo largo y ancho del territorio nacional. El sistema de salud también debe jugar un rol central, en la capacitación de madres y padres
primerizos, para reducir las posibilidades de ocurrencia de accidentes, desatenciones o malas
prácticas en el cuido de los niños y niñas recién nacidos y durante la primera infancia.

En materia de detección y respuesta temprana, debemos insistir en adoptar una cultura de
denuncia, de parte de toda la ciudadanía. Parte de la cultura de denuncia, implica que las
entidades competentes, rindan cuentas ante los denunciantes, sobre la respuesta dada, pues de
ese modo se combate el vacío de información que hace que muchas personas desistan de seguir
denunciando, bajo la creencia de que la burocracia institucional es inefectiva o que no se hace
nada ante lo reportado. Asimismo, es crucial que aquellos padres, madres o encargados legales del
cuido de niñas y niños que hayan sido denunciados por malos tratos o negligencia, sean remitidos
con carácter de obligatoriedad, a programas educativos para que corrijan dichas conductas.

De igual forma, urge el fortalecimiento del Sistema Nacional de Protección de la Niñez y
Adolescencia, en cuanto a articulación interinstitucional, especialmente a nivel local. En este
sentido, es de capital importancia que lejos de debilitar el financiamiento del PANI (como muchos
sectores solicitan irresponsablemente), más bien se le dote de más recursos para reforzar el
equipo humano especialmente en los niveles de oficinas locales, a cargo de atender los miles de
casos de violencia y negligencia reportados a la entidad, y que superan por mucho la capacidad de
respuesta de la institución. Asimismo, otros actores estratégicos, tales como los centros de cuido
infantil, los centros educativos, centros de salud y la Fuerza Pública, deben redoblar esfuerzos en
materia de detección temprana de casos sospechosos de maltrato y abuso, para que la respuesta
interinstitucional sea activada de modo oportuno.

World Vision Costa Rica
17 mayo, 2019

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