Descubrí qué es la tristeza de la mano de Nane y Yaxú, una niña multicolor y un dragón de felpa que deben enfrentarse a una dura prueba que les presenta la vida.
La voz de Nane era verde, como sus ojos, y su risa tenía el color del sol. Su piel parecía pintadita con el pincel que da color al café recién tostado.
A veces, hacía piruetas fucsias o tarareaba canciones color mandarina. Y sus miradas cubrían todo con los tonos de las nubes en los atardeceres de verano.
Cada madrugada, se despedía de su abuela con abrazos verde lima, y caminaba hacia la escuela dando besos cobrizos a Yaxú, su dragón de felpa, a quien luego ocultaba en su morral.
Nane no había visto nunca niños tristes, y jamás se había hecho preguntas como ¿qué es la tristeza? o ¿qué nos causa tristeza?
Solía amar las noches porque nunca eran negras. Algunas eran coral, salmón, turquesa o palo de rosa, según las fantasías nacidas de los libros con los que la abuela decoraba sus sueños.
Aparecen la negrura, la blancura y el sentimiento de tristeza
Una de esas noches, los ojos de la anciana se cerraron. Le llegó el momento de soñar sin despertar. Desde entonces, las horas nocturnas fueron muy oscuras para Nane, y sus días empezaron a cambiar.
El primer día, dejó de bañarse, y su cabello perdió el rojito fuego que la hacía destacar entre los niños. El segundo, no quiso comer más, y su barriguita se tornó pálida y plana, como una hoja de papel sin dibujos de crayola.
El tercero, decidió no volver a la escuela, y su boquita risueña se convirtió en una línea pálida e incolora. El cuarto, paró de hablar, y sus palabras cálidas dejaron de dar pinceladas en los oídos de sus padres.
El quinto día, no se levantó más de la cama, y las cobijas no permitieron a nadie percibir que Nane, la niña multicolor, era ahora blanca como la nieve.
Yaxú abandona su escondite
Yaxú, el dragón de felpa, había permanecido quieto en su escondite del morral. Pero, al sexto día, y luego de notar la palidez en el rostro de su amiga, decidió salir sin importar el riesgo de ser visto.
Al crecer, las personas grandes olvidan las cosas importantes. Suelen asustarse si ven a un peluche hablar o moverse, y prefieren pensar que se trata de un sueño.
Por eso, Yaxú se quedaba muy quieto cuando los padres de Nane se acercaban. También, había aprendido a no hacer ruido mientras se ocultaba en el morral, para no asustar a las profesoras en la escuela.
Pero ahora, debía reconfortar a la pequeña. Trató de recordar las frases para hacer sentir bien a alguien que está triste, las cuales aprendió en la tienda de juguetes, cuando aún era un muñeco de felpa inexperto.
Yaxú le habla a Nane sobre la vida y la muerte
Yaxú se acercó al oído de Nane y empezó a recitar las frases que recordó, pero ella no se movió. El dragón suspiró y decidió hablarle a su amiga desde el corazón, con palabras sinceras, no nacidas de la memoria.
Logró convencerla de salir de la cama y sentarse en la mecedora al lado de la ventana, el lugar favorito de la abuela para leerle cuentos.
Una vez allí, se enroscó en las piernas de la niña y le habló sobre el ciclo de la vida: acerca de cómo los seres humanos nacemos siendo bebés frágiles y curiosos, y nos convertimos en niños inquietos y juguetones.
Después, le narró el momento en que somos jóvenes audaces y soñadores, antes de convertirnos en adultos cautelosos y responsables. Finalmente, le contó sobre la vejez, un momento de sabiduría y recogimiento.
Nane comprende para qué sirve la tristeza y su mundo se transforma
Nane lo entendió entonces: su abuela ya se hallaba en el final de su vida, y era natural que su cuerpo y su mente, cansados y con menos energía, decidieran apagarse en algún momento.
Y entonces lloró por primera vez desde la partida de la anciana. Y sucedió que sus lágrimas, azules como el mar en un día soleado y sin nubes, empezaron a pintarlo todo.
Nane y su mundo se vistieron de tonos azulados: cian, aguamarina, turquesa, celeste y añil. Objetos y lugares adquirieron un nuevo color, y nuestra pequeña emergió de la habitación con la certeza de que está bien sentirse triste.
Ahora, debía aprender a ver y disfrutar la vida con este nuevo color.
Así comprendió Nane qué es la tristeza y, cuando se preguntaba ¿qué puedo hacer para no estar triste?, recordaba los mejores momentos con la abuela.
Entonces, se llenaba de una nostalgia dulce que reconfortaba su corazón y le ayudaba a seguir adelante.